Carta a un estudiante
Felicidades. Hoy, once de junio de dos mil dieciocho, celebramos una vez más el día del estudiante en Honduras. Tal vez no sepas por qué se escogió esta fecha. Es el aniversario del nacimiento del P. José Trinidad Reyes, primer impulsor del teatro y principalmente “La Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto”. Semilla de la que luego saldría la Universidad Nacional Autónoma de Honduras en 1857.
Tener el honor de ser estudiante es formar parte de la generación que se prepara para tomar el relevo dentro de algunos años y hacerse cargo del futuro de la sociedad hondureña. Los problemas que heredarás, en buena medida por la falta de responsabilidad de algunos, requiere que asumas ser parte del cambio tomándote en serio tu asistencia a las aulas.
Es verdad que en Honduras no contamos con las mejores condiciones educativas. No tenemos los mejores recursos, entre los docentes existe de todo, los buenos y los menos buenos. Por diversas razones, en muchas escuelas del país no se tienen clases, o si se tienen no son de buena calidad. Aún con todas esas dificultades, que no son nuevas, gracias a la ayuda de nuestros padres y profesores muchos salimos adelante. También actualmente existen casos de niños y adolescentes -tal vez compañeros tuyos- sacrificados que le hacen frente al infortunio supliendo la falta de medios con ingenio, esfuerzo y constancia.
Dependiendo de cómo se vean, las adversidades pueden significar el mejor entrenamiento para salir del conformismo. Lo más fácil es acomodarse a las condiciones de una sociedad que plantea como normales la mediocridad, la corrupción o la injusticia. ¿Qué más puedo hacer? ¿En qué puedo mejorar? deberían ser los estribillos que ronden tu cabeza para cambiar una sociedad que necesita ser transformada de raíz.
Recuerdo que al terminar mis clases con uno de esos buenos maestros con los que a veces uno tiene la suerte de encontrarse me dio el siguiente consejo: "Esfuérzate siempre en buscar la verdad". No es una máxima fácil de vivir, aunque con el paso del tiempo compruebo su necesidad. Buscar la verdad implica esforzarse en el estudio para desenterrar el oro fino de lo esencial, oculto a la mirada superficial del perezoso. Buscar la verdad significa empeñarse en tener criterio propio, forjado mediante el sacrificio y el trabajo constante.
Solo se ama lo que se conoce. Aprender a pensar te llevará de la mano a la lección más importante. Para algunos, más que enseñar a pensar, la finalidad de la educación es aprender a amar. El hombre por su misma naturaleza está hecho para darse, para salir de sí mismo, para dar un sentido trascendente a su vida. Se cosecha lo que se siembra, si haces el bien, te devolverán de la misma forma.
Buscar la verdad te llevará a descubrir que ignoras muchas cosas. Esto te impulsará al estudio profundo y constante. Así aprenderás a amar tu trabajo, el que sea. El amor le dará a tu vida un sentido radical de servicio.
Por último, no dejes que los éxitos te hagan perder de vista de que eres débil, imperfecto y limitado. Este conocimiento, tal vez el más difícil de encontrar, te servirá para abrirte a la verdadera sabiduría; reconocer la existencia de un ser infinito, perfecto y omnipotente. Qué es amor por esencia y que te ama como un padre a su hijo. Esta será la piedra de apoyo, la brújula que te orientará en los momentos difíciles. El camino al que podrás regresar cuando te hayas perdido. El hogar lleno de luz y de calor que te dará cobijo, cuando el frío y la oscuridad quieran invadir tu corazón.